viernes, 4 de abril de 2014

La pobreza

La pobreza se asoma por la ventana y se viste de viento que no cuesta nada, la pobreza se lleva escrita en la frente y en las bragas tendidas, se lleva en las manos vacías, en las casas viejas y desangeladas, no ríe nunca, no descansa, no tiene más que miseria derramada a gritos por las calles uniéndose a otros gritos pobres que gritan trabajo y pan.



La pobreza es la riqueza de los ricos y la tristeza de los pobres, el pasotismo cruel de los que juegan con su esperanza, con el bienestar de sus hijos, con sus sueños, con el calor de la chimenea que no arde. La pobreza pasea como los gatos en busca de sustento, de un lado para otro, calle abajo y calle arriba, pide favores para pagar cuando se puedan pagar, para tirar para adelante, la pobreza se baja los pantalones y se humilla para poner un poco de aceite en su pan duro, la pobreza es un mal innecesario que imponen desde arriba los inservibles que están para servir al pueblo.




La pobreza es una planta que crece sola en cualquier parte, no tiene flores ni nombre, nadie la riega pero crece con el despotismo y la injusticia, con la indiferencia de los que ni siquiera la miran, con el pasotismo de los que tienen agua para sus riegos y un plato caliente sobre la mesa, la pobreza es un papel en blanco, una nómina invisible, unos hijos inocentes, unos padres con miedo, un miedo que crece como el ladrido de un lobo con hambre La pobreza vive en los callejones viejos y oscuros con la tenue sonrisa de las farolas mortecinas, farolas para los pobres de siempre, para los que cenan aire con agua y sueñan pesadillas que no acaban. La pobreza es la lacra humana que los poderosos imponen a los que nacimos con la estrella colgada en el culo.

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miércoles, 2 de abril de 2014

El pasado va pasando

El pasado va pasando y al presente nadie lo pilla. Mientras busco entre mis excusas y mis recuerdos, a nadie veo tornarse hacia la senda del solitario para recordar que, alomejor, aquello no fueron tan malos tiempos. Nos alegraron efímeramente y nos permitieron llegar a dónde estamos.



Un padre culpable, que tal vez tampoco fué un buen hijo, nada sustenta en la deuda cotidiana del mirar dentro del espejo y ver como se vacían los recuerdos en un mar negro como la noche que habitamos. Sin embargo, asaltan las cuentas pendientes y brillan como hojas de cuchillo en oscuras callejuelas, que el tiempo ha convertido en transitadas avenidas dónde todavía se palpa el reflejo de fríos cuchillos clavados en espaldas ajenas.



Tonterías de madrugada

Con mi mente torpe a veces también pienso, y pienso hasta tonterías que prefiero soñar, a veces también sueño cosas imposibles, por eso las tonterías las sueño y lo demás lo pienso que es más real, tan real como la vida misma en la  que escasean las esperanzas. Mis sueños van mucho más allá de todas las realidades que veo por la ventana de mi casa, porque las realidades son en definitiva las mismas mierdas que no podemos solucionar por más que busquemos soluciones. Sueños imposibles, utopías para soñar con patatas y una manzana pocha de postre. Pero que siga la búsqueda por si suena la flauta de la verdad y la justicia. En los días de lluvia y viento he salido poco o menos o casi nada, sólo para acudir al curro en busca del pan y la sal, es un decir, he comprado también algunas leches blancas de marca más blanca todavía, algunos tomates de tres al cuarto, un paquete de macarrones, la manzanilla para las noches oscuras, el vino blanco por si se me va la olla y decido emborracharme...qué va, que no, que eso no, que estoy de coña, que sólo me bebo el agua marca "Sierra Cazorla" que para eso soy de Jaén, aunque al paso que vamos tendré que beber de las fuentes de las plazas de esta bendita y santurrona tierra, porque el dinero de todos se lo están llevando en sobres negros los inconstantes a los que no les consta nada. ¿o era dinero negro en sobres blancos?. En los días de lluvia como digo más arriba, me recojo como una abuela temprana y me pongo ciega de letras y palomitas que saltan para alegrarme las tardes de asueto como la de hoy, y aquí  me hallo con toda la tecnología a mi alcance, disfruto como una enana por si las vacas se quedan escuchimizadas del todo y en vez de flacas se vuelve invisibles que será lo más seguro. Salí a intervalos y según soplaba el viento, porque mi Zegrí aún con el chubasquero puesto en su cuerpo serrano, si llueve mucho no quiere salir, es un abuelete como yo, envejecemos juntos con mi jarabe y su pastilla, con su cansancio a veces y con el mío, aunque las locuras son también iguales. Si estaremos locos que somos los dos del Real Madrid, este equipo de merengue amargo que esta temporada no da pie con bola. Somos del Madrid, pero por favor que se vaya el impresentable de su entrenador, y que se vaya también Rajoy  y sus acólitos católicos y de paso las madres que les parieron. Detrás de esta foto iba yo con mi Zegrí cogido de la cadena con una mano, con el paraguas y la cámara en la otra.


Y es que nos estamos volviendo locos y convulsos,  algunos ya incluso pierden la dignidad y la compostura y se disponen a usar vaselina para que todavía les den más por el culo, que a este paso todos vamos a tener que hacer cola en las farmacias para comprarla, porque sobres por allí, áticos por allá, dinero negro que se vuelve blanco, trajes, bolsos, cenas, bodas de las hijas, mamoneo como norma ante nuestras narices por mucho que gritemos y nos den de hostias los polis sin la puta placa que se quitan cobardes...mierda de vida, mierda de España, mierda de la democracia robada a golpe de hacer lo que les salen de los cojones.


¿Y qué más hacemos además de gritar Rajoy dimisión o Rey no te devuelvas la paga que nos las quitao, ¿o era la vida? nos quitan la vida en el momento en que nos están quitando la vejez tranquila viendo a Juan y Medio por las tardes, cuando les quitan el futuro a nuestros hijos y  posibles nietos, cuando en vez de comprar un cuarto de choped compramos la mitad y llevamos la bolsa para que no nos la cobren, cuando contamos la calderilla del monedero para comprar el pan para dos días y lo que sobra para la aspirina de la noche, que ya a las casadas no podrá ni dolerles la cabeza...en fin que salgo a la calle un rato y la gente se vuelve loca y hace cosas como esta, que cada uno se desahoga como puede. Algunos, los más optimistas pintan la miseria de colores para poder soportar esta enormidad de la existencia.



Imagino que el agarre lo elegimos nosotros, las opciones son variadas, y están entre morirse de frío sin hacer nada, o personalizar nuestro espacio con el lema de rebeldes con causa, o sin ella, que siempre es bueno protestar por algo si movilizamos las conciencias. Cuando salga el sol pensaré que lo de hoy es una diarrea mental que voy a taponar con un par de lo que sea. Y a seguir caminando, que no se diga.

Mis rarezas

Yo soy más rara que un perro verde si ser rara es que me guste la soledad, adoro la soledad porque no me gusta fingir cosas que no siento ante los demás, porque no quiero parecer mal educada si esquivo encuentros o personas, si no acudo, si no voy, si no me río, si no participo. Yo soy más rara que otro perro verde si voy a mi bola fuera de los rebaños sociales, pero siempre tengo lista mis sonrisa para las ocasiones en las que toca sonreír porque me sale de los mismos ovarios, o del corazón o de donde me de la gana. Decía mi admiradísimo Mario Benedetti que de vez en cuando hay que hacer una pausa, imagino que sin prisa, pero hay que hacerla y contemplarse a sí mismo o misma mismamente sin la fruición cotidiana, examinar el pasado rubro por rubro, etapa por etapa, más o menos como en la vuelta ciclista a España, y darnos cuenta de qué coño hicimos mal para quedar en tan mala posición , y con mucha calma examinar los baches y las caídas, y aprender a correr bien, no más, no mucho, pero bien y sin caernos. Dijo también este pedazo de hombre de las letras y la poesía que no debemos llorarnos las mentiras sino cantarnos las verdades. Yo con mi rareza de perro verde, intento cantarme  frente al espejo mis verdades y mis neuras, y como dice Alejandro Sanz, cuando nadie me ve puedo ser o no ser. Este año lo inicié de otra manera, más a mi manera, fuera de los convencionalismos que no van conmingo, elijo la soledad como compañera porque ella no me miente, porque es sincera y fiel, porque me ve desnuda y no se enfada si no sonrío antes las gilipolleces que no me hacen gracia. Este año es mi año sabático para mis caprichos raros o no, solos o con leche o con la granizada que ha caido a media tarde. Este año me quedo conmigo, con la sonrisa siempre dispuesta de mi hija, con el facebook de mi hijo en la distancia, con las travesuras de mi Zegrí, con los besos ciegos de mi madre cargados de azúcar, "ella y yo somos diabéticas" y nos endulzamos la vida mutuamente. Me quedo también con  las llamadas de quien me quiere bien, con los recuerdos de lo que me apetece recordar, porque tiré  a la basura lo que dejó de importarme Mi espejo me mira y me ve tal cual soy de imperfecta y sin embargo me quiere,  camino por mi vida como quiero en la medida que puedo sin dar muchas explicaciones y conmigo pan y cebolla. No sé si me explico.

Decisiones

Decido tomarme la vida a sorbos pequeños y entre decido y decido la vida se me echa encima cada mañana con prisa. Me pide el billete del autobús y las horas del reloj, el saludo a los vecinos, la limosna del indigente de las manos sucias que tiene cinco hijos y una mujer enferma, me pide la vida todo y me dosifico despacio mientras sonrío a pesar de los nubarrones, porque la sonrisa no cuesta nada ni tiene IVA, la sonrisa es el traje de quitan y pon que a veces me quito más que me pongo, sin embargo he decidido que si la vida me da patadas en el culo yo me pondré este traje que nunca pasa de moda para llevarlo hasta dormir, como un pijama de seda que me acaricia el cuerpo y me hace sentir bien. Porque este cuerpo mío que será incinerado tiene más cornadas que un torero, se cura solo, tiene como una piel encima de otra que me protege, es una piel  endurecida a base de caminatas inútiles y puertas cerradas, de besos secos y miradas huidas...mi cuerpo decide conmigo caminar más despacio y con cautela, intentar caminos nuevos sin moverme de mi mesa con las risas de las palomitas, porque los caminos están dentro de mí, son caminos que sólo se andan con el corazón y la sonrisa. Decido tomarme la vida a sorbos pequeños para no atragantarme con las emociones que son muchas, porque mi madre con más años que Matusalén a veces dice que le da igual morirse que no, que qué hace ya aquí aunque le digo que tendrá que soplar las cien velas, que sólo le quedan diez años. Decido templar el ánimo para cuando no esté que no me duela mucho el vacío de su silla y la ceguera de amor con que me mira. Ella no ve pero siente más que los videntes, no ve ni de cerca ni de lejos pero cuando me mira me dibuja en su recuerdo, se guía por mi voz y con sus manos me toca el pelo recién cortado el otro día. Con ella la decisión de sonreír la tomé hace mucho tiempo aunque a veces tuvimos tristezas y desencuentros, pero ocurre que solemos encontrarnos cuando la vida pasa, cuando sabemos que queda poco tiempo, cuando la sonrisa se entrena más para compensar los años de carencia, cuando la envolvemos como un regalo y la sacamos como una sorpresa que no se esperaba. He aprendido a soprenderla más, a guiarla hasta mi sentimientos sin prisa aunque quede poco tiempo, sin prisa se saborea mejor la vida y sus consecuencias. Las malas ya no importan y las buenas hay que tratarlas como a un niño chico, con mismos y canciones. Decido darle cuerda al reloj para que todavía no se pare y pueda apurar los instantes que pasaron de largo y traje de regreso. Entre palomita y palomita siento el cosquilleo y las ganas de vivir sonriendo.